Como un proceso en construcción constante que parte de profundas y progresivas transformaciones culturales, sociales, económicas y políticas, que no se circunscribe únicamente a los cambios tecnológicos y de matriz energética. Lo anterior implica considerar los siguientes aspectos :

i) Centrar el accionar de transformación en el sostenimiento y reproducción de las vida.

ii) Despatriarcalizar el modelo energético imperante poniendo en el centro la vida y los cuidados.

iii) Una transformación cultural orientada a la desmercantilización de la energía para entenderla como base esencial en la construcción de los diversos proyectos de vida.

iv) Abandonar de manera gradual y planificada el uso de energías fósiles, frenar la ampliación de su frontera extractiva- dejando en el subsuelo la mayor parte de sus reservas- y avanzar en la delimitación de usos imprescindibles de estos energéticos en un marco de tiempo específico.

v) Ajustes económicos y fiscales que modifiquen y superen la dependencia económica del modelo extractivista actual, sin afectar los sectores sociales más empobrecidos.

vi) Acceso democrático a la energía y la formulación de un mínimo vital energético.

vii) Garantías técnicas e institucionales para la remunicipalización y el manejo comunitario de la energía.

viii) Participación plural, principalmente de los actores que han sido históricamente excluidos en la toma de decisiones en esta materia.

ix) Descentralizar la toma de decisiones políticas por parte del Estado en lo referente a los temas energéticos.

• Promover acciones que contribuyan a enfrentar la crisis climática, con base en la evidencia científica y los saberes de los pueblos.

• Develar las falsas soluciones del capital frente a la crisis energética y climática
  La desmercantilización y democratización de la energía mediante:
  - La revisión de los procesos de privatización y la promoción de instancias participativas, antipatriarcales, asamblearias y deliberativas, que impulsen la reproducción de la vida a escalas sustentables.
  - El establecimiento de garantías para el goce efectivo del derecho a la energía y avanzar en la constitución del mínimo vital de la energía.
  - La territorialización a través del fortalecimiento de las energías comunitarias y las comunidades energéticas.
  -La revisión del modelo de producción, consumo y distribución para el desarrollo de cadenas cortas de circulación de mercancías y el fomento de redes urbanas de consumo.
  

• La transformación del sistema agroalimentario para el alcance de la soberanía alimentaria alejada de la dependencia a combustibles fósiles.
  

• La eliminación gradual de los extractivismos fósiles, lo cual implica temas como:
  - Procesos de cierres de mineros y desmantelamiento de campos petroleros.
  - Disminución progresiva de la demanda de hidrocarburos y combustibles fósiles, fortalecimiento de alternativas menos intensivas en el uso de éstos y la modificación de hábitos culturales de consumo.
  - La reorientación económica y reconversión laboral en las regiones cuya economía local y regional depende de los hidrocarburos y del extractivismo fósil.
  

• El respeto de los derechos humanos, territoriales y de la naturaleza desde miradas diferenciales.
  

• Los cambios en las relaciones de poder y la lucha contra la captura corporativa del Estado y las transiciones.
  

• La movilidad sustentable orientada a la masificación de modos de transporte ambientalmente responsables y los cambios culturales necesarios para su apropiación y uso.